Naturalmente, después de esto es un momento de parar, es un momento de disfrutar, de descansar, saboreando los realizado: el éxito de los Juegos Olímpicos. Disfrutar con la familias, con los amigos; se ha trabajado mucho, cuatro años de sacrificio y de esfuerzo y merece la pena ahora mismo saborearlos y disfrutarlos al máximo.
Pasados estos momentos, tenemos que retomar el proyecto de los próximos cuatro años con el objetivo final de los Juegos Olímpicos de Río. Es el momento de analizar y de corregir los errores y los fallos. Naturalmente aquí cabría diferenciar entre las personas que consideramos que han conseguido un éxito completo, tipo Usaín Bolt, del jugador, deportista o atleta joven que ha hecho un gran papel pero que, de alguna forma, tiene mucho recorrido por delante y mucho que crecer.
Es en este último caso en el que yo me atrevería a recomendarle que se plantee un proyecto de trabajo a cuatro años, sin prisas, en el que el objeto fundamental es crear las bases, con grandes cargas de trabajo, y poner las condiciones que nos permitan dar un salto de calidad, con el objeto de que en estos primeros años no se busque conseguir grandes marcas ni estar muy finos... si no que se busca crear la base que nos permita afrontar el reto de las medallas de la próxima olimpiada.
Mi consejo es que pasados esos tres años de un trabajo de carga intensivo, ya cambie a ser un trabajo muy fino, de puesta a puntos... de récord personal.
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Distintas razones para perderse los juegos