Para lograr una gesta así hay que prevenir las lesiones de esta articulación, por pequeñas que sean, que pueda incapacitar al deportista para competir. Las dolencias de hombro las podemos dividir en dos grandes grupos: las que afectan a la estabilidad articular (las acromioclaviculares y las glenohumerales).
Los problemas se suelen producir por caídas o golpes que acaban provocando que el hombro no esté perfectamente encajado y también cuando se ven afectados los tendonesque permiten el movimiento del hombro. Esta patología se llama subacromial, donde destacan mucho las tendinitis o las bursitis. Estas últimas son las más habituales en deportistas que utilizan los brazos, ya sea con elementos como raquetas o palas, o al efectuar mates, como en baloncesto o voleibol, porque requieren del hombro maniobras muy violentas.
En este punto podríamos dividir los problemas entre las articulaciones que se inestabilizan o se luxan y las de espacio subacromial, que en definitiva viene a ser un problema de espacio. Se producen roces en un espacio estrecho entre el acromion y la cabeza del húmero, donde tienen un espacio muy limitado los tendones, y acaban produciéndose pequeñas microroturas y procesos inflamatorios que llegan a ser crónicos y muy invalidantes.
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