Pero la nobleza de estos deportistas, y en general de este deporte, hace que las lesiones sean mucho menos de lo que parecen por la violencia del juego. Sin embargo, hay lesiones que yo querría destacar como muy importantes. La primera y más grave la forman esos impactos que se producen muchas veces violentamente, cuando el jugador no es consciente de que le viene encima o le agrede un rival y esos impactos graves se pueden producir en todo el cuerpo, pero fundamentalmente en la cabeza y en el cuello, dándose y describiéndose las grandes lesiones cervicales con el consiguiente pronóstico nefasto… por tanto, recomendar la máxima prudencia, ir con los cinco sentidos, desarrollar los sentidos de propiocepción, de requilibrio y estar siempre atento y en vigilia en el terreno de juego el jugador de rugby.
Sin llegar a esta gravedad de los traumatismos craneoencefálicos y las lesiones cervicales de cuello, se dan por supuesto también multitud de lesiones en el mundo del rugby, fundamentalmente cortes en las cejas, en los pómulos, heridas, contusiones de todo tipo y de gran intensidad… y no es que no sean importantes, si no que no tienen la gravedad de las primeras. Naturalmente, el mundo del rugby está perfectamente sujeto a las clásicas lesiones de los deportes de contacto y de equipo, como las habituales de ligamento cruzado, esguinces de tobillo, lesiones meniscales, luxaciones de hombro… Éstas son lesiones clásicas que se producen en todos los deportes y que en rugby se dan por haber este importante componente de contacto.
Y por último, destacar en definitiva para estos jugadores su seguimiento, sin llegar a las lesiones tan traumáticas, con esas sobrecargas constantes que se producen en el mundo de las melés. Recordar que es importantísimo el cuidado y el seguimiento por parte de un fisioterapeuta, al objeto de que estas lesiones no se vayan cronificando y pasando factura el día de mañana.
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Distintas razones para perderse los juegos