Opinión

El espectáculo del golf

Josega Fernández | Lunes 18 de junio de 2012
Pasado el US Open vuelve la eterna pregunta ¿es justa la extrema dificultad en la que se ha presentado el Olimpic Club? Para ser honesto creo que sí. Hemos visto espectáculo del bueno, con unos jugadores que han tenido que dar lo mejor de sí mismos para alcanzar el segundo Grande de la temporada.

La primera jornada no dejaba lugar a dudas y los escandalosos resultados confirmaban que el US Open no era ninguna broma. El campo estaba extremadamente difícil, con un espeso rough y unos greenes preparados para superhombres. De eso se trata, de encontrar a superhombres que consigan dar espectáculo, en un campo que invite a la estrategia y a jugar con cabeza, devolviendo al golf su magia.

En los tiempos que corren, con el material y la preparación de los profesionales, un Grande tiene que dejar claro que es algo más. Los jugadores están inmersos en una rutina y, muchas veces, el hecho de pasar o no pasar un corte simplemente supone pensar en la semana siguiente. En el US Open estaba en juego el segundo Major de la temporada en su 112 edición y es justo que el ganador justifique su triunfo.

Bien es cierto que no se trata de poner piedras en el camino, ni de añadir dificultades a un juego ya de por sí técnico. De hecho, demasiadas dificultades podrían incluso perjudicar al espectáculo que queremos fomentar. Pero estamos hablando de jugadores muy bien preparados que tiene que meter una velocidad más en los torneos importantes. Viendo el fútbol, los grandes partidos se dan en estadios impresionantes, con el césped regado, rápido, que dificulta el control, y ahí son los grandes jugadores los que demuestran su valía.

Otra cosa es el golf amateur. Evidentemente ningún amateur quiere ir a un campo y sufrir hoyo a hoyo, al igual que la pachanga futbolera del domingo se juega en un campo más pequeño. Para los jugadores "mortales", hay que poner un campo más asequible, con retos pero que invite a volver para superarlo, y las condiciones extremas son un error muy grave para la industria.