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Gran torneo de Larrazábal, Cañizares y Campillo

MDO | Domingo 06 de mayo de 2012
Al final no pudo ser y ninguno de los 35 españoles presentes en este Reale Open de España ha logrado la victoria en el centenario de este gran torneo que al final y, por primera vez en su historia, viaja a tierras italianas. Pero a pesar de no haber logrado el objetivo el papel de los nuestros, sobre todo de Larrazábal, Cañizares y campillo, puede tacharse de sobresaliente.

Al final no pudo ser y ninguno de los 35 españoles presentes en este Reale Open de España ha logrado la victoria en el centenario de este gran torneo que al final y, por primera vez en su historia, viaja a tierras italianas. Pero a pesar de no haber logrado el objetivo el papel de los nuestros, sobre todo de Larrazábal, Cañizares y Campillo, puede tacharse de sobresaliente.








Todas las miradas, sin embargo, se centraron en un primer momento en Simon Dyson, acreedor de alabanzas generalizadas tras certificar un birdie en el primer hoyo y firmar un segundo birdie en el dos que le colocaba como clro aspirante a la victoria.



El inglés, con seis títulos en su haber, se ponía 7 bajo par ante la incrédula mirada de Pablo Larrazábal, una ventaja sólida que sin embargo se deshizo como un azucarillo por su empeño en destruir acciones gloriosas mediante errores devastadores, en este caso en los hoyos 5, 7 y 8, inoportunos tropiezos que dejaron al inglés fuera de combate en la práctica.

 







La situación fue aprovechada brevemente por el danés Soren Kjeldsen para proponer su candidatura al título, un propósito desmoronado a base de inoportunos bogeys en el 7 y en el 10 a pesar de que volvió a la carga mediante un birdie desde bunker, en su caso mediante una espectacular trayectoria rectilínea a ras de suelo.

 

Descolgado Simon Dyson, insuficientemente regular Soren Kjeldsen, fueron Alejandro Cañizares y Pablo Larrazábal quienes realizaron una última propuesta ganadora, el madrileño a base de un final de torneo estratosférico –birdies en el 13 y en el 14 más eagle en el 16–, el barcelonés a base de seguridad y aplomo salpicados de aciertos (birdies en 12 y 16), insuficiente en cualquier caso para variar un rumbo ya escrito.

 

No en vano, el italiano Francesco Molinari afrontó la recta final a lo grande, exhibición de juego desde el tee hasta green moldeada hoyo a hoyo, golpe a golpe, gesto a gesto, putts milimétricos cimentadores de gloria, la gloria de un Open de España Centenario que acabó hablando italiano por primera vez en su historia.