Opinión

Un domingo cualquiera

Josega Fernández | Lunes 23 de abril de 2012

Los fines de semana se visten de deporte. Es una opción de ocio multitudinaria. El domingo las calles y canchas se inundan de deportistas. Atletismo, bici, tenis, padel y desde hace tiempo se ha añadido a la lista el golf, como se ha comprobado tras la primera prueba de la Copa Comunicación y Empresas.



Desde el hoyo 16 del Centro Nacional hemos podido comprobar este fin de semana que el golf no es que haya dejado de ser un deporte elistista, sino que está ya integrado dentro de las actividades del domingo, como cualquier otra actividad deportiva.






Después del clásico slice para evitar el agua en la salida más tensa del recorrido de este campo nacido sobre un vertedero, y a la búsqueda de la bola, hemos contemplado un panorama digno de mención. En el campo de fútbol contiguo 22 jóvenes en pantalón corto corrían detrás de un balón al grito de ¡vamos, vamos! Bordeando el campo, numerosas bicicletas pasaban, unas más rápido que otras, hacia el carril bici que rodea Madrid desde hace tiempo. Las bicicletas adelantaban a muchos caminantes, en el paseo semanal, solos o acompañados, y un poco más atrás, en El Pardo, se había improvisado una tertulia de algunos que pasaban por ahí con su perro. 

Así debe ser y ese es uno de los objetivos de la Copa Comunicación y Empresas, que en su IV Edición ha comenzado a lo grande. En una esquina del Centro Nacional hemos podido contemplar que varios deportes conviven de manera absolutamente normal. Con el Foro de ideas inaugurado por Espeanza Aguirre el sábado, esta cercanía del golf ha roto definitivamente muchos complejos y prejuicios, y se ha dado un paso más hacia la normalización de este deporte.

Lo que no cambia es el resultado del hoyo 16. Mientras se cantaba un gol por el equipo de camiseta blanca y pantalón negro, unas bicis hacían sonar el cambio de piñones, y cuatro hombres comentaban la jugada desde el otro lado de la tapia de El Pardo. En ese momento era cuando, tras encontrar la bola en el rough, el segundo golpe iba al centro del lago. La próxima vez habrá que jugar mejor, el domingo que viene, que será un domingo cualquiera.