MDO | Sábado 07 de abril de 2012
El ex número uno del mundo tampoco brilló en la tercera y penúltima jornada de un Masters de Augusta que ya parece que no será para él. Ni el favoritismo previo, ni su victoria en Bay Hill, han conseguido que Tiger jugará a su nivel en este Masters 2012 que se recordará por los feos gestos y el mal juego que tuvo el viernes.
Después de la tenebrosa vuelta de Tiger el viernes, las cosas ya pintaban muy mal para él. Su favoritismo se diluyó casi por arte de magia y su juego volvió a ser ramplón, pobre, sin magia y sin enganchar con un público que le había dado su confianza y que se vio sorprendido por su mal juego.
Pero es que además de no acertar con el driver, de no estar fino con los hierros medios -tan importantes en este torneo- y, sobre todo, con el put, donde estuvo muy mal, Tiger dejó una imagen lamentable, tirando el palo al suelo en varias ocasiones, haciendo unos gestos que no estaban a su altura y pateando de manera lamentable su hierro 8 en el hoyo 16 después de haberlo tirado al suelo de manera muy poco elegante.
Con gestos así, Tiger demuestra su impotencia y su verdadero estado de juego, demostrando, una vez más, que su victoria en Bay Hill fue más fruto de la casualidad que de una evolución realmente positiva en su juego.
En la tercera vuelta, la del movimiento, Tiger firmó el par del campo, guarismos insuficientes para intentar atacar y luchar por una Chaqueta Verde que, salvo milagro, no se pondrá mañana.