El Parque Natural de Izki y la Sierra de Cantabria es el escenario perfecto para que Izki Golf refleje un espacio perfectamente preparado para una gran partida de golf. Una mezcla entre el paisaje riojano y el clima húmedo cantábrico da como resultado un recorrido de 18 hoyos, el de Urturi, con todo tipo de colores.
Disfrutar de este campo no es difícil, independientemente de los resultados. La diversidad de hoyos entre robles y acebo, con calles muy anchas y bastante largo, con más de 6.000 metros desde amarillas. El pegador disfrutará, sin duda, de este recorrido a medida que vaya jugando hoyos.
Los dos primeros hoyos pueden engañar ligeramente. No demasiado largos habrá que prestar atención en la entrada a green, sobre todo en el hoyo 2, protegido por un poderoso árbol a la izquierda. En el tercer hoyo primer par 5, se puede intuir el propósito del diseñador. Una ligera curva a la derecha comienza a animar la partida en un hoyo de 460 metros desde amarillas.
Pero es en el hoyo 4 cuando empieza verdaderamente el reto. 424 metros con una salida con fuera de límites a la derecha, y un segundo golpe exigente para poder entrar en green. A partir de ahí, la montaña se hace presente con dos hoyos mágicos. En el 5, un tee en alto de 319 metros hace disfrutar al pegador porque además obliga a precisar en el golpe porque el green se esconde en un rincón entre árboles. En el 6, un par tres cuesta abajo de 158 metros desde amarillas, muestra el green para que el jugador calcule un golpe técnico.
Para terminar la vuelta, un par 4, un par 5 y un par 3, más amplios. Destaca sobre todos el 8, de 467 metros y un green estupendamente escondido en la vegetación que obliga a un segundo golpe muy bonito para entrar, o bien poner en marcha una estrategia para atacarlo en dos tiempos.
La segunda vuelta comienza como la primera, con dos hoyos pares 4 no demasiado largos que no superan los 340 metros. La salida del 10 es gratificante, siempre que salga bien, cuando la bola pisa la calle ante la atenta mirada de los árboles de los lados. Tras un par 5 de 474 metros, muy largo y más si el viento se pone pesado, llega otro de los protagonistas de este campo, el 13, una inspiración de Severiano Ballesteros que convierte al jugador en un “genio” de la estrategia o del golf creativo. 308 metros con dos barrancos para saltar y un green en alto, pequeño, y rodeado de vegetación. Para jugarlo se puede tirar a quedarse antes del primer barranco y luego atacar green a 130 metros, o bien tirar a saltar el primer obstáculo, a unos 200 metros, con la dificultad de saber frenar la bola en la segunda plataforma. Un hoyo para el éxito o el fracaso.
Tras el trago el final del campo se hace también cuesta arriba, con la llegada del hándicap 1, el 16, un par 4 de 381 metros protegido por el viento. Tampoco es sencillo el 17, un par 3 de 176 metros con el green protegido junto a un bosque, y el 18, par 5 con un extraordinario dog leg a la izquierda, de 90 grados, que deja un buen sabor de boca, gracias también a un green bien defendido.
El golf que se encierra en la naturaleza da como resultado Izki Golf, con estos 18 hoyos en Urturi y un recorrido de 9 hoyos, el de Lagrán, además de una Casa Club, y una escuela que apuesta por los más pequeños. No en vano, este campo público que busca la popularización del golf como deporte alternativo al turismo rural, la bicicleta, o la montaña, actividades todas ellas con las que se disfruta del entorno.