Josega Fernández | Domingo 17 de julio de 2011
Buenas noticias para el golf estadounidense. Junto al triunfo de Darren Clarke y a la confirmación del poder del golf norirlandés, este Open ha dejado claro que los jugadores USA han dado un paso al frente. Hasta seis jugadores han entrado en el top ten dejando claro que el dominio europeo de los últimos meses puede, al menos, moderarse.
El Open Británico, golf al más puro estilo clásico, choca con los estadounidenses. Sin embargo, en este Open del Royal St. George´s hemos visto algo que puede empezar a dar la vuelta a la tortilla. La victoria ha sido para un europeo, y más en concreto un norirlandés, para afrenta de los estadounidenses que han visto a dos de ese país, McDowell y McIlroy, coronarse en el US Open. Sin embargo, en el top ten han terminado seis jugadores de Estados Unidos, un hecho llamativo si se tiene en cuenta que muchos apostaban por otros jugadores del viejo continente, como Westwood o Donald, que ni siquiera pasaron el corte.
El caso más atractivo es el de Phil Mickelson, que tras un comienzo dubitatito, se ha plantado al final en un segundo lugar empatado con Dustin Johnson. El zurdo Mickelson, poco brillante en los últimos meses, ha sacado fuerzas de flaqueza para acabar con un 68 y bajo par, con -2 a tres gopes del campeón. Sus primeros 10 hoyos, con cuatro birdies y un eagle, levantaron de sus asientos a los estadounidenses. Johnson, por su parte, también ha peleado por el triunfo pero en su caso la última ronda le ha frenado. Junto a ellos, Chad Campbell, Anthony Kim y Rickie Fowler, que han terminado al par. Especialmente interesante ha resultado el juego de Kim y Fowler, jóvenes promesas que ya van despertando. Terminar en el top cinco les va a dar alas y puede que pronto les veamos volar muy alto.
Con +2 y empatado en el noveno puesto Davis Love III, que se mete entre esos seis estadounidenses que han terminado en el top ten, una señal de que el golf estadounidense revive y planta cara al dominio europeo, que por otra parte se mantiene arriba, ahora con el poder norirlandés a la cabeza.