Guillermo Salmerón | Viernes 08 de julio de 2011
Casi todos los aficionados conocen la historia del dominicano Manuel de los Santos. Una prometedora figura del beisbol que, con apenas 18 años, sufrió un accidente de moto con el resultado de la amputación de su pierna izquierda. Postrado en una silla durante meses, decidió ponerse en pié y empezar a practicar el golf en un campo cercano a su casa. Apenas unos años después es handicap 2. Ahora Manuel tiene su reflejo en el golf femenino con la sueca Caroline Larsson, que quiere seguir jugando al golf a pesar de que debido al cáncer le hayan tenido que amputar su pierna derecha.
La vida de Manuel de los Santos se prometía muy feliz. En su República Dominicana natal, con apenas 18 años, era uno de los mejores jugadores de beisbol. Lo tenía casi todo a su alcance, hasta una llamada de uno de los equipos de las Grandes Ligas estadounidense para fichar por ellos.
Tras unas pruebas satisfactorias, todo estaba casi hecho. Faltaba firmar el contrato y empezar a vivir una existencia de ensueño en el paraíso norteamericano, jugando en las Grandes Ligas y con un contrato sustancioso que mantendría a su familia, seguramente, de por vida.
Pero a su regreso a Santo Domingo, Manuel tuvo un accidente de moto que no le costó la vida pero si su pierna izquierda. Sus sueños se truncaron de repente y la amputación de esa pierna hizo que todo cambiara para él.
Tras la operación y su posterior recuperación, Manuel se trasladó a París para que le colocaran una prótesis de última generación. Durante su estancia en la capital parisina descubrió que junto a su casa había una pequeña cancha de golf y pensó que aquello se parecía, de alguna manera, al beisbol que tanto echaba de menos. Ni corto ni perezoso, bajó a la calle con sus muletas, pidió unos palos y empezó a probar. Apenas unos años después Manuel es handicap 2, quiere dedicarse profesionalmente al golf y su vida a vuelto a la normalidad. Algo que ahora intenta también una mujer, la sueca Caroline Larsson.
Su historia es bastante diferente, pero parecida en algunos aspectos a la de Manuel. Esta joven sueca, igual que su hermana, son dos amantes del golf desde su más tierna infancia. Las dos -profesioanles ya- soñaban con ser miembros del Tour Europeo y viajar juntas por todo el mundo disfrutando de este deporte.
Pero casi de repente, la enfermedad de Caroline truncó todos sus planes. Los médicos le diagnosticaron un extraño cáncer en su pierna derecha, un condrosarcoma que operaron urgentemente en junio de 2010. Poco después y tras varias revisiones, descubrieron que el tumor no había remitido y que no había otro remedio que amputar la pierna por encima de la rodilla.
La operación se llevó a cabo en febrero de 2011 y una semana después de la misma, en el parque del hospital donde fue intervenida, Caroline ya daba golpes de approach. Siete días después, estaba con su hermana Louis en el campo de prácticas pegando bolas e intentando no caerse y ahora sueña con volver a retomar su vida profesional después de que dejara de ser amateur en enero de este mismo año.
De momento, Caroline sigue entrenando y trabajando para aprender, como Manuel hizo en su momento, a mantener el equilibrio de sus caderas después de dar un golpe con el driver o con los hierros. Y como Manuel, lo va consiguiendo poco a poco. Entre sus objetivos está el de jugar el HandiTour sueco y quién sabe, quizá probar en la escuela del LET para la temporada 2012.
Su primera gran cita con su futuro será los próximos 12 y 13 de agosto. En esa fecha coincidirá con Manuel en el Swedish Invitational, un torneo en el que estarán los mejores jugadores discapacitados del mundo. Un evento que, seguro, le dará más fuerzas todavía para seguir viviendo, para seguir luchando y para seguir haciendo -como le pasa a Manuel- lo que más le gusta en la vida: jugar al golf.