Por fin llegó a su casa. Con 22 años y un mes, con su gran copa de plata conseguida en el US Open, Mcilroy llegó a Holywood para agradecer a sus vecinos el apoyo que siempre le habían dado y para celebrar, con ellos, la victoria más importante de su vida. En su retorno a casa no se le olvidó pasar por su “otra casa”, el Holywood Golf Club.
El ganador del US Open llegó a Irlanda del norte el martes por la noche, después de dos días de “celebración y torbellino” en el Congressional de Meryland. Lo primero que hizo el joven norirlandés fue agradecer públicamente todos los esfuerzos que sus padres, Gerry y Rosie habían hecho con él durante tantos años para que ahora pudiera volver a casa con un trofeo como US Open.
“Es fantástico estar de vuelta para ver todos mis amigos, mi familia”, dijo. “No puedo agradecer lo suficiente a mis padres lo que han hecho por mí. Ganar el US Open es sólo una pequeña porción de mi aprecio por lo que han hecho, así que espero que haya muchos más trofeos y victorias para poder ofrecérselas".
La bienvenida de Mcilroy en su Holywood natal se pareció mucho al que el año pasado le ofrecieron, a apenas 60 kilómetros, en Portrush, a Graeme McDowell tras su victoria en Pebble Beach. “Graeme me inspiró y me dio mucha confianza para pensar que podía hacer lo mismo", dijo Mcilroy. “Si Graeme no había ganado el año pasado no sé si yo estaría aquí hablando como campeón de un grande”
Después un paseo, siempre con la Copa en la mano, llegó hasta el Holywood Golf Club, donde a los siete años de edad empezó a jugar al golf. Allí estuvo dos horas, en el bar, celebrando con todos los socios y amigos su épica victoria y recordando también sus diabluras con los profesionales del club hace ya algunos años.