El nuevo capitán del equipo europeo de la Ryder Cup fue un jugador precoz y con mucha calidad en sus primeros años. En su palmarés, el vasco suma cerca de 30 victorias, 28, en concreto, si contamos los dos Masters de Augusta que conquistó en 1994 y 1999 y que le dieron, tras ganar esas dos Chaquetas Verdes, su verdadera dimensión de jugador global.
Pero Chema no sólo ha ganado en Europa. También lo ha hecho en Estados Unidos, -donde consiguió triunfos importantes en torneos como el NEC, el The International y el Buick Invitational, en 2002, última vez que consiguió la victoria en Estados Unidos- o en Japón.
Chema ha sido, sobre todas las cosas, un gran jugador de equipo y de Ryder Cup. En sus siete participaciones ha ganado el torneo en cuatro ocasiones y en sus 31 partidos disputados ha demostrado su fuerza como miembro del equipo, su peso en el combinado y sus ganas de vencer cada vez que jugaba un match.
Con Severiano Ballesteros formó una de las mejores parejas de la historia de esta competición y ahora, con su nombramiento como capitán del equipo europeo de la Ryder Cup, cierra el círculo de una relación que le ha situado como uno de los grandes jugadores de la historia del golf del Viejo Continente en los últimos años.
Su nombramiento, consensuado por jugadores, directivos, compañeros y todos los que saben algo de golf en la PGA Europea, es la prueba de que en el Europen Tour se hacen muy bien las cosas. Tras la lección de Montgomerie hace dos años el equipo europeo ha crecido mucho y con Chema puede crecer aún más, aunque el guipuzcoano no lo tendrá fácil en Chicago. Los americanos querrán recuperar la Copa que perdieron en Celtic Manor y Chema parece que no tendrá un rival fácil. Davis Love III parece el candidato elegido en Estados Unidos para volver a ganar la Ryder, aunque seguro que él mismo sabe que Chema es el peor rival que le podría haber tocado en suerte.
Después de sus victorias como jugador, sus 31 partidos en la Ryder y sus cuatro triunfos como jugador, Chema también ha ejercido como vicecapitán y hasta casi como voluntario en Celtic Manor el año pasado. Ahora, sólo le falta ser capitán y vivir desde primera fila lo que ya vivió su amigo Severiano Ballesteros en 1997, cuando llevó a Europa a la victoria. En 2012, en Illinois, tendremos la respuesta pero ahora celebraremos su nombramiento casi como si media victoria ya estuviera en nuestra bolsa.