Y cuando los primeros rayos del sol alumbraron el campo los oficiales y trabajadores se dieron cuenta del trabajo que había que hacer para tener en perfetas condiciones el recorrido y que eso iba llevar muchas horas de duro trabajo. Tantas como para suspender una primera jornada en la que ni siquiera se dio un solo golpe.
Calles, greenes y bunkers estaban absolutamente inundados, así que rápidamente se tomó la decisión de que se jugará el viernes 18 hoyos, 18 más el sábado y 36 el domingo, si las lluvias lo permiten, ya que las previsiones indican más lluvias para el fin de semana en un localización donde las tormentas son muy intensas.
Ni siquiera el Pro-Am del miercoles se pudo jugar ya que el campo estaba muy pesado. Los problemas podrían venir si el torneo se retrasa al lunes ya que la semana siguiente, en el Bob Hope Classic, el torneo empieza el miercoles con lo que el tiempo y los días de entrenamiento se reducirían casi al máximo para los jugadores que llegarían a Arizona con las horas justas para disputar el campeonato.