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Woods y Bryant, entre los más "odiados"

Guillermo Salmerón | Miércoles 15 de septiembre de 2010
Según la compañía estadounidense The Q Scores, "Tiger Woods es el segundo deportista más impopular de Estados Unidos, después de los problemas de carácter sexual que ha tenido y tras el divorcio, hace apenas unas semanas, de su ex mujer, la sueca Elin Nordegren". Con él, otro de los más “odiados” es el escolta de los Lakers, Kobe Bryant.

Y es que a Tiger Woods no le ruedan muy bien las cosas. A pesar de seguir manteniéndose como primer clasificado de la lista mundial, el californaino no ha ganado en 2010 ningún torneo en el que ha participado, ha fallado en la fedexCup donde no jugará la última prueba de Atlanta y además no se clasificó por derecho propio para el equipo americano de la Ryder Cup.







Todo esto, además de su situación personal, su divorcio y sus escarceos amorosos y extra conyugales han hecho que para la opinión pública estadounidense y, según The Q Scores,, Tiger sea, hoy por hoy, una de las estrellas del deporte menos queridas en Estados Unidos.


Por delante de él sólo hay un deportista, Michael Vick, quaterback de los Philadelphia Eagles de la liga de fútbol americano, que es el "más odiado" por su presunta relación en apuestas y organización de peleas de perros.



Tras él, se sitúa Tiger Woods y después Terrel Owens, uno de los jugadores más controvertidos de la NFL por sus constantes irregularidades en el juego. Otro jugador de la NFL, de los Cincinati Bengals, Chad Ochocinco, está en la lista de los que menos quiere la gente, esta vez por no querer seguir jugando en su equipo después de una temporada en la que no logró meter a los Cincinatti en los Play-Offs por el título.








El último de los "más odiados" por el público americano es el baloncestista de los Ángeles Lakers, Kobe Bryant. Los aficionados no olvidan que en 2003 la reputación de Bryant cayó por los suelos por una acusación de agresión sexual denunciada por Katelyn Faber, una joven de Colorado.



Con su imagen por los suelos, sus contratos con las marcas comerciales llegaron a su fin. Además, las ventas de las camisetas de los Lakers con su nombre descendieron considerablemente.

 


La investigación fue resuelta cuando Kobe accedió a pedir perdón a la supuesta víctima por el incidente, incluyendo públicamente su mea culpa y asegurando que él realmente creía que el encuentro entre ambos fue casual.