Basilio Rogado nos habla, a su manera, de la Ryder Cup, de la victoria de los Europeos en Celtic Manor, del éxito de Miguel Ángel Jioménez y de Tiger Woods. Una Ryder histórica y una rima que no debe de perderse.
Europa es un buen equipo
solo cuando juega al golf
aunque algunos, en Bruselas,
digan que allí está la Unión
Europea por más señas,
símbolo de desunión
en un país dividido:
de un lado el francofón
y del otro los flamencos,
no los de la canción,
que los flamencos de veras
andaluces todos son.
El caso es que cuando llega
esa espléndida ocasión
que se llama Ryder Cup,
que en el mundo hace furor,
se apodera del ambiente
el deporte y la pasión.
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Desde el mago Ballesteros
siempre hay un español,
el Pisha en esta ocasión,
que tiene al aficionado
pegado al televisor.
Europa, que es un equipo,
solo cuando juega al golf
éste año le ha sacado
a los yanquis la color,
amén de ganar la Copa
Ryder, que fue su creador,
el señor del gran invento
que fue una revolución.
América contra Europa,
con una bola de golf
como símbolo del triunfo
que será para el mejor:
aquel que más birdies haga,
aquel que tenga el honor
de mandar la bola al hoyo
sin la menor dilación.
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Y fueron los europeos
en el año del Señor,
octubre de dos mil diez,
y en medio de un chaparrón
de los que suelen caer
en Gales, la de la Albión,
los que ganaron la Copa
al mismísimo campeón
que la tenía en su poder
de la anterior edición.
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Y ni el regreso de Tiger
a la gran competición,
ni la presencia de Furyk,
con un swing que es del montón,
ni Stricker, el estirado,
ni hasta el mismo Mickelsón,
pudieron con los muchachos
de Colin el bonachón,
Monty le llaman los fans,
que cumplió con su función
de llevar a la victoria
y bajo su dirección
a los doce jugadores,
toda una selección.
De acuerdo: no era la Roja
pero se le pareció
porque tuvo sus momentos
llenos de gran emoción
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Cuatro ingleses y hasta un sueco,
un alemán, un español,
dos del Norte de Irlanda,
otros dos de Italia son
y por último quedaba
el irlandés Harringtón.
Jiménez ganó su punto
y la bandera mostró,
la de España por supuesto,
que España es una nación,
por más que les pese a aquellos
que solo tienen pendón.
Y el Pisha, que es malagueño,
al saberse vencedor,
se fumó su puro habano
fuera de competición.
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Los hermanos italianos
apoyaron con ardor
pero su fuego de inicio
en artificio quedó.
El caso es que entre todos
lograron ver triunfador
al equipo europeo,
el del color azulón
con su bandera estrellada
como símbolo de unión.
Porque el equipo europeo
dentro de dos años, dos,
quiere repetir hazaña
en campo del anfitrión,
concretamente en Chicago,
y con gran oposición,
europeos y americanos
nos darán otra lección.
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ESTRAMBOTE
Y cuando en 2018
la Ryder venga a Madrid,
a Tres Cantos en concreto,
que son vecinos de aquí,
a pesar de los problemas
y la porfía baladí,
estaremos orgullosos
y podremos presumir
de tener en nuestra Casa
un torneo de postín.
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