Opinión

En la cumbre, solo

Guillermo Salmerón | Viernes 07 de agosto de 2009
Han tenido que pasar 270 semanas, si finalmente el lunes Tiger pierde el número uno, para que un nuevo Orden Mundial se haga con el golf. Mickelson ha tardado pero al final ha llegado y ahora no sé si será bueno para el golf que ese famoso número uno cambie de mano.






 

¿Cómo lo llevará Phil? ¿Será un digno representante? ¿Será capaz de hacerlo tan valioso como lo hizo su antecesor o se convertirá en una matrícula más de un hombre anuncio? Lo que parece que si pasará es que los réditos económicos serán sustanciosos para un Mickelson que seguro que tiene cláusulas especiales con sus patrocinadores para recibir cuantiosas cantidades de dinero si alcanzaba ese primer puesto mundial.


Conseguido el objetivo, si es que el lunes lo consigue, -y además de las ganancias económicas, que llegarán- falta saber cómo será el nuevo Mickelson. Si le cambiará el carácter, si se rodeará de más guarda espaldas, si se divorciará, si perderá carisma o se convertirá en el centro de las envidias de sus compañeros de circuito.


Está claro que habrá que esperar a ver si el bueno de Phil mantiene esa primera posición durante el tiempo suficiente como para recordar que alguna vez estuvo allí. Sus predecesores no estuvieron mucho tiempo en lo más alto. Vijay Singh estuvo en el número uno del mundo el tiempo que le dejó Tiger Woods, es decir muy poco, y David Duval fue el último antes del californiano. Miren ahora donde está.







Hablar de maldición para aquellos que logran llegar al sueño de ser el mejor del planeta en algo no sería justo pero tampoco lo sería no recordar el famoso axioma de que “En la cumbre se está solo”.