Desde hoy y hasta el 31 de julio Elperiodigolf abre su concurso de micro relatos de golf en colaboración con Valle Romano. Desde estas páginas podrá mandarnos sus microrelatos -de no más de 100 palabras- y participar en este concurso literario-golfistico con el que podrá disfrutar del golf en el excelente campo de Valle Romano y alojarse en uno de los mejores hoteles de Estepona, el Hotel H10 Estepona Palace durante un fin de semana a partir del 1 de septiembre de 2010.
La manera de participar es muy sencilla. Desde hoy y hasta el 31 de julio de 2010 recibiremos todos los micro relatos que nuestros lectores y amigos nos manden y los publicaremos en el Periodigolf en la sección que abrimos a tal efecto. Así podremos leer todos los relatos que nos vayan mandando hasta el día 31 de julio a las 12 de la mañana, fecha en la que se cerrará el plazo de admisión de originales.
Durante el mes de agosto el jurado compuesto por Constantino Mediavilla, presidente del Grupo Madrid Diario y del Grupo Diario Crítico, Guillermo Salmerón, director de Elperiodigolf.com y Josega Fernández, redactor Jefe de Elperiodigolf.com leerán detenidamente todos los relatos y dándose a conocer al ganador y su relato el miércoles 1 de septiembre.
Para poder participar en este concurso de micro relatos no hay límite de edad ni hándicap, pero sí de palabras. Los relatos no deberán exceder de 100 palabras. Si alguno de los recibidos supera esa cifra no será admitido en el concurso ni será publicado. Cada microrelato deberá llevar su título y el nombre del autor.
En cuanto a los premios, el ganador del concurso recibirá un paquete de cuatro green-fees para jugar en Valle Romano a lo largo de un fin de semana a partir del mes de septiembre de 2010 y una noche de hotel para dos personas en el hotel H10 Estepona Palace, un excelente cuatro estrellas situado al lado del puerto de Estepona y a dos kilómetros del complejo de Valle Romano.
Los relatos se podrán enviar por dos vías. Una, el foro de Elperiodigolf.com y el otro vía e-mail, enviando los originales a redacción@elperiodigolf.com.
Suerte a todos.
Concurso de micro relatos de Elperiodigolf.com
(1) 12.860 Euros
No podía más... Había terminado de jugar al golf con sus amigos de la partida de todos los viernes. Otra vez les había ganado 20 euros a cada uno. Desde hacía tiempo se había dado cuenta de que ellos ya no querían jugar con él y de que su relación se estaba enfriando. Nunca se gastaba el dinero que ganaba jugando aquél partido. Una vez más cogió los tres billetes de veinte euros y los metió en el bote. Tenía 12.860. Cada vez jugaba mejor y ya, definitivamente, cada vez tenía menos amigos.
Carlos Martín
(2) ¡Vaya orgasmo¡
Mi primer hoyo en 1 ¡Me habían dicho que era como un orgasmo! Como llevarse a la mejor rubia del mundo a la cama y triunfar en toda regla. Es verdad, es algo parecido, pero me falló una cosa. Lo hice sin testigos. Por mucho que lo contaba, todos terminaban sonriéndome como si les mintiera en algo. “No hay testigos, no hay hoyo en uno”. Es como liarse con la rubia y que nadie te vea salir del portal.
Mario Lanza
(3) El maldito tee del 1
No me gusta llegar corriendo a los campos de golf. Es algo que me saca de quicio. Me gustaría ser como los profesionales, que llegan al campo dos horas antes, entrenan, hacen estiramientos, patean en el putting green, van al campo de prácticas y todo eso. Yo no. Llego, aparco el coche, me pongo los zapatos, bajo la bolsa del maletero y al tee. Así pasa luego lo que pasa. Nunca cojo la calle del maldito tee del 1.
María Pujal
(4) El taxista golfista
Dicen que el golf no es un deporte, que no se hace ejercicio y que es un juego de señoritos. Me llamo Julio, soy taxista. Llevo los palos en el maletero -medio juego- y de vez en cuandodespués de hacer tres o cuatro carrerars con el coche me voy a dar unas bolas a una era que hay cerca de mis casa. El golf me relaja, me destensa los musculos de la espalda y cuando le doy a la bola, si es que le doy, me hace creerme Tger Woods. Si, si Tiger Woods. Sin tanta rubia alrededor eso si, pero con ganas de mandar la pelotita a mil kilómetros de aquí.
Julio Pulidor
(5) El hambre
Cuando el greenkeeper encontró entre las rocas del lago un palo de madera y un sedal con un anzuelo decidió quedarse en el campo hasta que anocheció. Escondido, contempló como un anciano desaliñado se acercaba sigiloso y -a la luz de un mechero- rebuscaba entre las rocas. Fue tal su impresión que la tarde siguiente dejó allí una bolsa con latas de conserva. Cuando amaneció, el greenkeeper se acercó al lugar y -en el bunker más cercano- encontró escrito en la arena: “Que Dios te bendiga, el hambre es mala cosa, no volveré a hacerlo”.
Javier Benavente
(6) Va para largo
A cada paso que daba encontraba una bola nueva, blanca, resplandeciente, de las mejores. Una tras otra, una tras otra. Ya no sabía donde meterlas. Mi bolsa estaba llena a rebosar, mis bolsillos. La gorra me la había quitado y metido 20 ó 30 bolas en ella. Y a cada paso que daba seguían apareciendo más y más bolas en el campo, por todos lados. Sin duda, era un regalo de los dioses, ¡pero, coño! ya no sabía que hacer con tantas.
-No se preoucupe, es un sueño obsesivo, dijo el psiquiatra.
-¿Me curaré?
-Seguramente, pero va ir para largo.
Fernando Lando
(7) Sin duda
Ahora que estoy al final de mis días reconozco que he tenido una buena vida. Ahora que me encuentro reposando, llena de aristas, arañazos y bastante desgastada, debo reconocer que no lo he pasado mal. He recibido muchos golpes, unos buenos y otros, los más, no tan buenos. Pero los mejores momentos, sin duda, mi cuerpo hoyado en el fondo del agujero. Lo mejor de todo el sonido hueco, sordo y celestial, y sentir la mano caliente, sudorosa de la meta alcanzada.
Tengo que estar contenta, ahora, sin duda alguna, aunque me encuentre olvidada en esta polvorienta estantería.
Benito Ruiz
(8) Bajo la cruz de San Andrés
El crimen fue en el 18. Era su primer torneo. Los compañeros de juego, idóneos para el debut: Un emboscado que especulaba con su handicap; otro: paleto de las reglas y ábaco de fallos. El tercero atizaba el móvil como hierro adicional. En el Bar 19, los comentarios: detenidos los tres, solo había finalizado el neófito. Debió ser el viento solano perturbador. Liebres acostadas, perdices exangües, tórtolas erráticas, acosadas por la sed. Y el estallido: la bola desviada por un tejón, el enfado y la discusión por la norma, la maldita fauna. Fue una cacería.
Manuel Pedro Bernáldez
(9) Un despistado
He hecho...1,2,3,4 y cinco. Cinco, cinco golpes, seguro. ¡Pero Manolo si cinco he hecho yo! Tu has tenido que hacer, tres o cuatro más.
¿Tres o cuatro? No puede ser. A ver. 1,2,3,4,5....y 6. Si seis, es verdad, que no he contado la del barranco. ¡Pero Manolo!. A la del agua, si, es verdad, se me había olvidado. 1,2,3,4,5,6,7 y 8. Ocho. Han sido ocho. ¿Seguro Manolo? Seguro seguro. Ocho. Si es que soy un despistado.
Carlos Martín
(10) El maravilloso mundo del golf amateur
Visulizas el golpe, imaginas el vuelo de la bola como si de un ton-ton se tratase y todo es perfecto hasta que golpeas la bola y no sigue la ruta marcada, entonces, tu gesto cambia, frunces el ceño,muerdes el labio buscando algún agente externo para convertirlo en culpable del desastroso golpe y qué fácil!! Ya hay culpable y no has sido tú. Te tranquilizas, ruegas a los "agentes externos" que te dejen jugar, durante la semana trabajas... y por fin das el "golpe perfecto" que te hace volver a jugar, ¿por qué no hacerlo así siempre? Es genial.
Luisa Fernandez-Miranda Taboada
Ella
Aunque había sido una deportista, ella, no podía jugar al golf. Su cuerpo, ahora, no la dejaba hacer deporte alguno. Dos o tres días por semana, desde primeras horas de la mañana hasta entrada la noche, se quedaba sola en casa lidiando con sus dolencias y con las tareas domésticas. Minutos después de dar las ocho, él, entraba en casa y desde la puerta gritaba: “hola”. Ella sabía, por la inflexión del tono de voz, cómo le había ido el día y él, en los días malos, siempre escuchaba de ella sus alentadoras palabras: “seguro que mañana juegas mejor” .
Francisco González Fernández
Hace tres años decidí irme con mi hijo a Escocia, allí en el Santuario de Saint Andrews, quería expiar mis pecados, reencontrarme con el deporte que tanto amo. Hacía tres años que había decidido apartarme de todo tipo de competición, apartarme de todos los males del golf, incluido el mas peligroso llamado Stableford. Después de una semana visitando castillos, destilerías de whisky y campos de golf, una imagen se quedó grabada para siempre en mi retina: dos escolares regresando del colegio. En una mano la mochila y en la otra un driver recostado sobre el hombro. ¡¡¡Vi la luz ¡¡¡
Antonio Bullón Herrera
(13) Mi primer y último Hoyo en Uno
Había estado jugando al golf durante los últimos 16 años. Nunca me había hecho un 'Hole in One', vamos, un Hoyo en Uno. Un día, ante las fanfarronadas de mis amigos -todos tenían el suyo- les dije: el día que haga mi hoyo en uno dejo el golf para siempre, os lo juro. Estaba seguro de que jamás lo haría. Pero hoy lo he hecho. Un par 3 de 176 metros. Un hierro cuatro y, tras dos botes y una rodada de cuatro metros, ha entrado después de chocar con la bandera.
Soy hombre de palabra. Hoy dejo el golf.
Fermín Matías Sánchez
(14) Sabbatini Crane
Pongo el golf. Hay algo raro,Sabattini termina el hoyo y se dirige al tee dejando sólo a Crane.Me entero:han sido amonestados por perder la posición.!Que maleducado Saba!,Crane no está preparado para jugar más rápido.
Al día siguiente juego un torneo.Empiezo bien,36 golpes,esperamos a cada golpe...Los de delante charlan,rien ...Hasta que les toca jugar ni se aproximan a la bola.El grupo de detrás nos presiona,acabo mal,desmotivado,cansado,cinco horas y media.Yo tampoco estoy preparado para jugar así.Retiro lo dicho Sabattini ,"los maleducados son ellos".
Maria Iglesias
(15) Cuestión generacional
Cuando llegué al tee del 18 perdí, por un momento, la alegría que arrastraba en los 17 anteriores, donde había comprobado lo que me habían repetido mil veces: qué distinto es un campo cuando pasas de recorrerlo a jugarlo. Esa tristeza se debía sólo a una cosa, se terminaban los hoyos; estaba a uno de cumplir una tradición familiar. Nada más conseguir el hándicap, había salido al campo con mi abuelo, mi padre y mi tío en nuestro club. Antes de golpear mi madera 3 (heredada, por supuesto) miré a mi hermano, que andaba jugando distraído. Él será el próximo.
Juan J. Sánchez
(16) Gol de Villa
No, no me gusta el fútbol. El golf me apasiona y no cambiaria por nada del mundo un partido de golf por uno de fútbol. He de reconocer que en la tele el golf es algo aburrido pero los futboleros no tendrán nunca la oportunidad de poder jugar en el mismo campo en el que Villa mete sus goles o Iker los para. Yo, con mi deporten si que puedeo jugar en St. Andrews, en Pebble Beach o incluso ganarle a Tiger Woods. Es lo que tiene este juego, aunque para ser sinceros, lo de España en el Mundial es de órdago.
Pablo Martínez
(17) La Gioconda
La encontré sobre un montón de pinaza ,en el bosque, junto a un par 5. Destacaba por su gesto triste, limpia e impoluta, sin ningún arañazo. Al día siguiente jugué el torneo, precisamente en ese hoyo hice el único albatros de mi vida, No se me olvidará la mueca de sonrisa giocondina que observé en la bola cuando la recogi del agujero, había cambiado su semblante, la marca estaba ligeramente curvada iniciando un gesto de sonrisa. La conservo en mi despacho, la veo mas oscura , mas vieja, hasta puede que un poco arrugada. De vez en cuando nos miramos, sobran las palabras.
Antonio Bullón Herrera
(18) Coche Nuevo
Le decían que no tenía que mirar, que se ve entrar con el oído izquierdo. La mirada fija en la bola, con una línea casera marcada la noche anterior . El balanceo suave y dejándolo ir hacia el final. No lo pudo resistir, levantó la mirada para ver rodar suavemente la bola y sintió tristeza al ver como se volvía a escapar por la derecha. En ese momento lo decidió, se inventó rápidamente mil razones para convencer a su mujer, pero nunca le diría que gastarían sus ahorros en un coche más grande porque iba a comprar un putt escoba.
Oscar Sarría Ramírez
(19) Un Golpe Desmañado Emulando al Gran Maestro en el Open
Un pésimo drive y mi bola reposaba delante del gran pino del hoyo dieciocho. Necesitaba alcanzar de dos el green y especular con birdie para ganar el trofeo “Pata Negra”. No podía hacer swing y pensé en emular el “Golpe del Maestro”: Darle con fuerza para que la bola rebotase en el pino y recorriese los setenta metros necesarios. Golpee con potencia pero la bola rebotó con extrema firmeza en mi frente. Caí desplomado, y aturdido como estaba oí a mis compañeros que decían: ¡Menudo huevo y encima un golpe de penalidad! Terminé con doblata y en el hospital.
Roque Moya
(20) El núcleo de amigos
He practicado muchos deportes y nunca me había llamado la atención el golf. De hecho jamás hubiera pensado que esto del palito me iba a enganchar tanto y tan rápido, hasta tal punto de jugar con lluvia, nieve, frío y 40º C. Me gusta, aunque soy muy consciente de que nunca podré destacar debido a lo complicado y técnico que es, pero he notado el bien que me hace ya que al principio todo me estresaba y ahora surte el efecto contrario sobre todo cuando todo el núcleo comenta las jugadas tomándose unas cervecitas.
Alicia Moreno Duran
(21) El toro embolao
Jugar en un campo de golf rústico tiene emociones deportivas insospechadas, y más a más, si alguna de las calles – sin saberlo-, linda con una dehesa donde pastan toros bravos. Que la bola se salga de calle es habitual, lo que no es normal es que caiga a los pies de una res con cara de pocos amigos. El bicho me miró mientras olisqueaba la bola y me dieron ganas de salir corriendo dejando al toro con un par de bolas más.
José María Izquierdo Ortés.
(22) El juego
Hoy lo practica “desde el rey a su porquero, aunque los pioneros -dicen que fueron ovejeros-. A bastonazos llevaban a su objetivo lo que hoy se conoce por bola de golf, y sabe Dios, a qué cosa llamaron ellos bola.
Con los años el juego se hizo deporte, y el campo abierto se hizo pradera ideal para recorrerla a golpes de swing, dando dieran rienda suelta a físico y mente para conseguir lo mismo que los pastores. De ellos nació la idea, y el tiempo se encargó de meternos en el redil más bello del mundo.
José María Izquierdo.
(23) La bola
Nunca nada ni nadie ha recibido en la vida tantos golpes como yo, y muy pocas veces besos por entrar a la primera.
La forma que me dieron al nacer, y debido al mal uso que de mí hacen, dejan mi superficie como un “bebedero de patos”.
El primer zamarrazo me lo atizó un pastor con tal fuerza, que si atina a la primera, me lleva directamente a la fosa, y no al hoyo que se dice ahora. Pero me dejó en este mundo para vivir y recorrer golpe a golpe, campos de Golf como antesalas del cielo.
José María Izquierdo.