Rory McIlroy, uno de los mejores jugadores del mundo, ha dicho en Dubai, donde defiende título esta semana, “que no le gusta que la USGAy el R&A hayan aprobado la nueva legislación para las estrías de los palos. Al público le gusta ver birdies y no pares. Va en contra del espectáculo”.
Y tiene toda la razón. El norirlandés es uno de los jóvenes jugadores que han llegado al circuito hace apenas un año y con él un soplo de aire fresco se ha dejado ver con un juego más desenfadado, desafiante y arriesgado.
Sin embargo, poder hacer birdies no es fácil, asegura el propio McIlroy. “La gente quiere ver birdies y no pares. Creo que esta nueva legislación no es buena para el espectáculo. Los organizadores de los torneos buscan hacer los campos difíciles, el rough cada vez es más alto y encima sale nueva legislación para los palos y creo que eso no es demasiado bueno para nosotros”.
McIlroy dijo también en Dubai que para él “es un error intentar equiparar a los amateurs y a los profesionales. No se puede intentar hacer unas normativas para todos iguales. Si queremos espectáculo hay que tener unas determinadas reglas y así será más difícil”.
Además, casos como el de Phil Mickelson o John Daly, que han usado los Ping Eye 2 aprobados por la USGA en 1990 y que de hacerse ahora serían ilegales, no ha ayudado mucho a que el tema se normalice. El caso de McIlroy no es el único aunque el norirlandés si ha sido de los primeros en oponerse a las nuevas estrías claramente.