Si ha habido algo bueno en el golf europeo este año ha sido la explosión, ya definitiva, del que está llamado a ser una de las grandes figuras del golf continental los próximos años. Su nombre es Rory McIlroy, su juego excepcional, sus ganas de aprender y mejorar son también enormes y su carisma, tanto en Europa como en Estados Unidos, fuera de toda duda. Sólo falta saber hasta dónde llegará.
Pero el verdadero punto de inflexión de Rory McIlroy se ha producido este año a finales de temporada. Después de ganar el Dubai Dessert Classic, McIlroy subió como la espuma en la clasificación mundial y su final de temporada ha sido meteórico. Rozó también la victoria en la Copa del Mundo de Golf y volvió a estar muy cerca de ganar en la prueba final de la Race to Dubai, donde se jugó, cara a cara, el liderato de la clasificación europea con Lee Westwood, que al final fue el que se llevó el gato al agua, el triunfo en la prueba final del Circuito y la Orden de Mérito de una temporada que el golf inglés no olvidará en mucho tiempo.
Pero McIlroy, lejos de desanimarse por no haber culminado un año redondo si lo ha hecho como profesional del golf. Con apenas 20 años, McIlroy ha logrado un punto de madurez espectacular para su edad y para su experiencia. A punto estuvo de conseguir ser el jugador más joven de la historia del Circuito Europeo en ser ganador de la Orden de Mérito, incluso superando a Severiano Ballesteros, pero eso son palabras mayores. McIlroy tendrá sus oportunidades en el futuro y seguro que logrará sus objetivos.
En 2010 su gran oportunidad estará en la Ryder Cup donde estará si no ocurre nada anormal. El norirlandés es uno de los grandes de Europa y el Circuito Americano, donde jugará el año que viene, ya le espera con los brazos abiertos. Afortunadamente para el Tour Europeo, su juego y su figura añinada seguirán en Europa y los dos circuitos más fuertes del mundo, el de la PGA Europea y americana seguirán disfrutando de su juego y, seguro, que de sus victorias.