Este año que termina ha dado para mucho pero sobre todo pone fin a una década. Diez años desde que vimos cómo comenzaba un nuevo milenio. Los primeros diez años de golf para muchos, en este maravilloso proceso de aumento de licencias.
Sin duda la noticia de que el golf es olímpico ha sido la mejor de todas. Con este título, el golf puede lucir con orgullo que ya es un deporte popular, con casi 350.000 licencias en España. Que sólo en Madrid haya cerca de 100.000 personas que ya saben lo que es un swing y den algunas bolas de vez en cuando es un éxito que hace diez años pocos pensaban. Que España sea escenario de varios torneos internacionales demuestra que, a pesar del crac inmobiliario, el golf puede servir de industria que empuje la economía con atractivos espectáculos deportivos.
El tiempo pasa volando y en apenas diez años hemos podido ver cómo este deporte se ha consolidado como una actividad saludable; con un cuidado del medio ambiente que ya querrían otros deportes; con innumerables actividades que giran alrededor de este deporte; y con un componente solidario que ha abierto un nuevo mundo a miles de personas.
Este año 2009 será recordado, entre otras cosas, por la madurez de un deporte como el golf que también puede aprender de sus errores. La abundancia inmobiliaria debe dar paso a un equilibrio en la construcción de viviendas alrededor de un campo de golf. La popularidad del golf debe impulsar la construcción campos públicos y con menos glamour, que no hace falta que todos sean Augusta, ni escenarios cerrados de copa y puro.
Da comienzo una nueva década que verá, entre otras cosas, nuevas figuras del golf, vinculadas tal vez con las Olimpiadas; y nuevos argumentos para popularizar todavía más este deporte, como la Ryder 2018 que podría recalar en Madrid. 2009 ha servido de pista de despegue para nuestro deporte favorito.