Profesionales

David Duval, diez años entre el cielo y el infierno

Guillermo Salmerón | Martes 17 de noviembre de 2009

El norteamericano David Duval, sí, ese mismo que este año no ha conseguido mantener la tarjeta del circuito norteamericano y que en 2007 tocó fondo hundiéndose hasta el puesto 678 del ranking mundial, vuelve de nuevo a verse entre la espada y la pared. Pero esta vez su vida está tranquila, equilibrada y en orden. Parece que lo que falla es su juego a pesar de que este año llegó a ser segundo en el Us Open.



Hace, ahora diez años, en 1999, David Duval tocó literalmente con las yemas de sus dedos la gloria del deporte profesional. Aquella lejana temporada fue el mejor en cinco torneos del Circuito estadounidense, que ya era el más potente y complicado del mundo. Su cuenta corriente estaba más que saneada. En aquel año sumó casi cuatro millones de dólares en ganancias, ganó torneos como el The Players Championship -ese que ganó Sergio García el año pasado y que consideran como el quinto Major- y fue el primero, incluso antes que Tiger Woods, en ver la realidad de que el golf era un deporte profesional y que para llegar a lo más alto había que estar preparado física y psicológicamente al máximo nivel.






 

En aquellos años Duval era un joven fuerte, musculoso y tremendamente bien preparado. Echaba muchas horas de gimnasio y siempre fue un gran pegador. En 1999 llegó a la culminación de una carrera que luego mejoraría con el tiempo. Aquel número uno mundial fue el punto de inflexión de su carrera. Desde aquel momento participó en la Ryder Cup -jugó dos ediciones-, en la Copa del Mundo -jugó otras dos- y en la Presidents Cup, tomó parte en tres ocasiones.

 

La fortuna le sonreía. Llegó a ganar 13 torneos de máximo nivel, entre ellos el Open Británico en 2001 y hace apenas unos meses, lo que sorprende aún más, terminó segundo en el Us Open, firmando uno de sus mejores torneos en los últimos años.


Duval fue el ejemplo para muchos profesionales que con ciertas carencias técnicas pero con el tesón de su trabajo llegaron a lo más alto. Pero la fortuna empezó a torcerse para Duval en el año 2007. Su mujer empezó a tener graves problemas de salud, su espalda ya no es la que era y apenas le dejaba golpear a la bola con tranquilidad y su juego se resintió como nunca antes lo había hecho. Su mujer seguía empeorando y él ya no estaba para jugar al golf. En esa temporada de 2007 disputó siete torneos y cayó hasta el más profundo nivel del circuito profesional americano. En apenas seis años pasó del 1 al 678 del ranking mundial.


El golf ya no le interesaba, o mejor dicho tenía otras cosas más interesantes que hacer: cuidar de su mujer y de él mismo. Poco a poco lo fue consiguiendo y tras 2007 fue recuperando, además de su salud y la de su mujer, las ganas por volver a jugar al golf a un buen nivel.







En su carrera había ganado 13 torneos y también había quedado segundo otras trece. Sabía lo que era perder y la sensación de derrota no le dejaba nunca. Había aprendido muy bien su oficio y de nuevo volvió, primero en 2008 y luego el año pasado, a acariciar las mieles de poder disfrutar con lo que haces, pero no lo suficiente. En esta temporada Duval cumple diez años de su número 1 y lo hace perdiendo la tarjeta del Tour. Este año ha jugado 21 torneos y ha fallado 15 cortes. “Buscaré a mis amigos. Creo que no me faltarán torneos e invitaciones donde jugar para seguir manteniéndome activo en 2010. No me apetece ir a la Escuela de Calificación y quiero seguir mi vida tranquilo y con ilusión. Quedar el 149 no es un drama”.


Dicen que “lo difícil es mantenerse” y que “más dura será la caída”, pero me da la sensación que nos queda David Duval para rato.