Josega Fernández | Martes 09 de junio de 2009
Estocolmo se levanta temprano con la potente luz del sol de los meses de verano. Es el momento de viajar y acudir a los numerosos campos de golf que rodean la capital sueca. Cultura golfística no le falta, y ahora busca un punto más fomentando el turismo que complemente su oferta de golf.
La península escandinava no quiere vivir totalmente despegada del continente europeo y surgen cada vez más puentes hacia la conexión con la Europa nórdica. El golf sirve de nuevo para apuntalar esa conexión. Es lo que han hecho alrededor de Estocolmo. Golf Trip Sweden ha construido una pequeña “fortaleza vikinga” con una decena de campos de golf que buscan aficionados de todo el continente y ofrecen un paquete de golf, cultura y paisaje difícil de olvidar.
Entre los diez campos que se proponen para visitar, destacan dos cercanos a la localidad de Nykoping, a poco menos de una hora de Estocolmo. Nykoping es una ciudad creada sobre la base del lugar de veraneo de los reyes. Una plaza con una mezcla de culturas de los siglos XVIII, XIX y XX demuestra la evolución de la arquitectura en esta localidad que ha crecido a la orilla del río, principal atracción y donde en verano las gentes aprovechan como agradable lugar de encuentro. Las ruinas de la principal fortaleza de la antigua ciudad sirven de escenario para las fiestas populares de verano.
Nykoping Golf Club es un campo con 36 hoyos, 18 de los cuales fueron abiertos en 2005. Dos recorridos, el este y el oeste, que cuentan con diferentes obstáculos y dificultades y donde el jugador no se va a aburrir dentro de los habituales paisajes nórdicos.
A pocos kilómetros del campo, se encuentra otra de las atracciones de la zona, el palacio de Nynas, un impresionante caserón del siglo XIV abierto al público para visitar y trasladarse 400 años atrás. Habitaciones y salones con relieves y grabados con un sabor especial, y donde todavía se respira un ambiente noble. El palacio, con un agradable restaurante y la posibilidad de incluir en la finca un campo de golf resulta una de las visitas obligadas.
Otra de las excursiones clásicas es la que se realiza a la reserva natural de Stendorren, donde las diferentes islas unidas por puentes de madera forman un interesante paseo. Ya en la capital, Estocolmo, la historia y los edificios emblemáticos convierten la ciudad en un lugar idóneo para disfrutar. Además del Ayuntamiento, la catedral o la parte céntrica, los recorridos en barco por los distintos barrios o el museo del Vasa, un buque del siglo XVII hundido nada más nacer, completan una interesante oferta cultural.
Para seguir jugando al golf, Katrineholm Golf, el Club de Robert Karlsson que este año cumple su 50 aniversario. 27 hoyos entre bosques y lagos de dibujos animados, con algunos hoyos muy interesantes para la estrategia y la técnica.
El sol sigue en lo más alto en Estocolmo, los días se alargan y todavía hay tiempo para más actividad. Es el momento de planificar más golf o más visitas a la Europa más desconocida.