La Costa de la Luz tiene en Islantilla Golf un referente. 27 hoyos, que reparten juego para todos los niveles, se convierten en un escenario idóneo para los amantes de las emociones fuertes, asistidos además por un Resort con todas las facilidades para el jugador.
Inaugurado en 1992, este campo situado en Isla Cristina, Huelva, posee 27 hoyos de diferente estilo repartidos en tres recorridos bautizados con tres colores: el azul, el amarillo y el verde.
Es el azul el más querido y admirado por los jugadores. El más tradicional y el que mejor se adapta a los hándicaps bajos es el recorrido del 1 al 9. En estos nueve hoyos se necesita de la precisión y ya desde el primer hoyo se confirma en un par 4 de 335 metros desde amarillas en el que no es necesario salir con Driver, más que nada por el lago que está a la derecha de la calle, justo en la curva del Dog Leg. Con el green en subida, el segundo golpe se magnifica. Para seguir, el hoyo dos impone respeto. Es un par 3 de 170 metros de amarillas con un lago de 80 metros antes de green.
Si se ha salido medianamente bien de estas pruebas, el hoyo 3 mantiene el pulso. Un par 4 de 272 metros con la calle con una fuerte inclinación de izquierda a derecha para acabar en un riachuelo. Además el green en alto dificulta todavía más el segundo golpe.
No se vayan todavía, aún hay más. El hoyo cuatro sirve definitivamente como “filtro”. Es el hoyo más complicado de todo el Resort y de hecho, cuentan los más veteranos que en 1995, en el Open de Andalucía que se disputó en este recorrido, la media del hoyo cuatro fue de más de 6 golpes, es decir, doble bogey, eso sí, desde blancas. La causa principal una calle larga y estrecha, y sobre todo una vaguada que se encuentra en la caída de Driver donde el que cae tiene una dificultad añadida.
Para los amantes de las curvas, el hoyo 5 tiene otro Dog Leg y esta vez con unos oportunos árboles en la curva de izquierda que dificultan la maniobra. Además el green se defiende bien con dos peligrosos búnkers.
En el hoyo 6, el tee en alto es muy agradable para la vista, y luego un lago antes de green anima el pulso, lo mismo que en el hoyo 7 una pequeña vaguada de vegetación que hay que saltar de segundo golpe. En el hoyo 8, un respiro. Un par 3 de 128 metros aunque, eso sí, con un green muy moldeado que obliga a dejar la bola cerca de bandera.
Y para acabar la vuelta, uno de los hoyos más bonitos. Un tee en alto que apunta a una calle muy ondulada y un green arriba defendido por búnkers. Un lujo que si sale bien te deja un sabor de boca muy dulce.
La precisión y la estrategia dejan una vuelta apta para jugadores dispuestos a disfrutar del golf que, combinada con los otros recorridos verde y amarillo dan emoción al juego.
El verde, propio para hándicap más bajos, cuenta con calles más anchas y el terreno es más llano, mientras que el amarillo, una mezcla de los anteriores, reúne amplias calles y hoyos con estrecheces muy peligrosas. En este recorrido amarillo que discurre entre el hoyo 10 y el 18 nos encontramos con golpes ciegos que obligan a pensar, y con algunas calles para desarrollar un juego preciso. Destaca sin duda el hoyo 12, conocido en el Resort como Juana La loca. Una calle muy estrecha, con fuera de límites a ambos lados y unos desniveles constantes. La salida con hierro se agradece. Para segundo golpe un Dog Leg a la derecha con el green en alto defendido por arena y árboles. Una prueba de fuego.
27 hoyos para disfrutar. Con numerosos árboles, vegetación y vistas al mar, reúne todas las ventajas para pasarlo bien, incluyendo el Resort, dedicado al golf, incluido un putting green iluminado, un trenecito que lleva a la playa y ofertas temáticas para escapadas de fin de semana. Se trataría en todo caso de escapadas muy emocionantes, una emoción que perdura durante todo el recorrido de este campo de la Costa de la Luz.