Viajes

El sabor del golf francés

MDO | Martes 23 de diciembre de 2008
El Norte de Francia tiene magníficos atractivos, que fácilmente se pueden combinar con una buena partida de golf en el Campo de golf de Barrière de Deauville o en el de Saint Julien, situados al norte de Normandía. En concreto, el campo de Deauville destaca por sus calles bien trazadas y flanqueadas por una vegetación y arboleda muy asentadas.

El recorrido data de 1920, casi 100 años de historia que imprimen todo el cuidado a sus greens, en ocasiones aparentemente pequeños y con grandes bunkers. Resulta sorprendentemente agradable la decoración presente en los inicios del campo, junto al putting Green, así como la ubicación del hotel, que se encuentra literalmente a pie de campo.






Se trata de una zona poco visitada por el turismo español, nada masificada, a pesar de su fácil acceso desde París. El hotel Golf Du Barrière, de cuatro estrellas y estilo clásico francés, tiene la construcción típica de las casas normandas, y es la base perfecta para combinar la jornada de golf con algunas visitas por el entorno. Ubicado en una colina, ofrece unas estupendas vistas del campo y de la bahía de Deauville.

La ciudad de Deauville despliega todos sus encantos ante el visitante con lugares tan agradables como el puerto y sus embarcaciones, donde se encuentra un majestuoso casino junto al mar, restaurantes, Bistros -similares a lo que conocemos como cafeterías-, terrazas y multitud de calles estrechas comerciales que invitan a pasear. Una experiencia de golf y turismo donde se puede disfrutar a la vez de una buena fondue, los productos del mar y la gran variedad de quesos con que se puede terminar una excelente comida.

Para hacer una escapada algo más larga, a una hora en coche se encuentran las playas donde el 6 de junio de 1944 se produjo el histórico desembarco de Normandía, un lugar sobrecogedor por su belleza y por los vestigios que todavía recuerda de aquella epopeya, como los restos del puerto artificial que se creó para permitir el desembarco en la ciudad de Arromanches. En la visita a los pueblos que acogen estas playas, como Fécamp, Étretat o Caen, se puede profundizar en los hechos históricos viendo las simulaciones que explican lo sucedido.

Por su parte, tanto las poblaciones pesqueras como las del interior del territorio, muchas de ellas salpicadas con construcciones de la época medieval, resultan realmente interesantes por su exuberante vegetación, su gastronomía y la exquisita atención de sus gentes. En contraste, la ciudad de Rouen es una de las que más grueso histórico contiene, no sólo por el aire también medieval de sus calles, como la rue Gros-Horloge, y de su catedral, sino por la recuperación de personajes legendarios como Juana de Arco en su museo de cera.

Los amantes de la naturaleza no pueden olvidar cobijarse a la sombra de los árboles que pueblan los dos parques naturales de Normandía: el Marais du Cotentin y de Bessin y el de Boucles de la Seine normande. Ésta es una zona generalmente desconocida para los viajeros españoles, lo que añade suficiente atractivo a la ruta como para convertirla en la próxima escapada, tanto para los que desean probar su pegada en nuevos hoyos como para sus acompañantes.